* * * * * *
Y es que no fuiste tú.
Por más que intente que llegaras hasta este instante, no lo logré; no quisiste o no pudiste, ya no importa.
Quise creer que sí, que llegaríamos a viejos, a compartir nuestros días malos y aburridos, a ir contra la rutina y de vez en cuando, dejarnos ganar por ella y terminar entrelazados frente al televisor. Deseé con cada una de mis latidos, que siempre permanecieras al abrir los ojos y que el desayuno se enfriara mientras nos desenredamos bajo las sábanas.
Y aunque siempre pensé que tomaríamos la misma dirección, hoy fue diferente.
Me obligué a ir por un camino distinto a todo aquello que siempre había pensado. Porque ya no eres tú, quien pensé me esperaría para recibirme cuando me atreviera a lanzarme desde el piso más alto, con quien los juegos de cosquillas siempre terminarían en la alcoba.
Pero ya no eres tú, ahora solo quedo yo.